jueves, 16 de septiembre de 2010

Copenhague: Servicio de limpieza y engrase para bicicletas estacionadas


Copenhague, la capital danesa, es quizá la ciudad del mundo más concienciada con la bicicleta. Actualmente el 55% de los ciudadanos de la capital se desplaza a diario usando este medio de transporte, todo un récord. ¿Cómo se consigue que más de la mitad de la población de una urbe vaya a trabajar pedaleando?

El secreto radica en los 329 kilómetros de carriles-bici de esta ciudad, unas infraestructuras que comenzaron a instalar hace tan sólo diez años y que dieron a la población la seguridad necesaria frente a los coches para subirse masivamente a las dos ruedas. Y por muy lejos que esté el trabajo de cada uno.

Actualmente también el 37% de la población del área metropolitana se desplaza a la ciudad pedaleando, gracias a que los carriles-bicis se han convertido en autopistas-bicis cuando salen de la ciudad. Estas autopistas-bicis son un nuevo plan enfocado principalmente para la zona comprendida entre los 7 y 15 km de radio del centro de Copenhague.

15.000 ciclistas van diariamente desde este área metropolitana hacia el centro. Y en algún sitio deben dejar las bicis cuando llegan al intercambiador. Por eso el principal problema que están encontrando las autoridades radica en la regulación del aparcamiento bicicletero de esta masa de trabajadores.


La red de autopistas-bicis a la capital

La ciudad ha puesto en marcha una campaña para concienciar a los ciclistas que entren para que utilicen los bastidores de aparcamiento colocados al efecto. Para ello han inaugurado en los párkings de 5 estaciones de metro el servicio de un “mayordomo de bicicletas”, un equipo de señores que retiran las bicicletas cuando están estacionadas en lugares inapropiados o prohibidos.

Cuando un danés sale a las cinco de trabajar, llega a la farola donde ha atado su máquina por la mañana y no la encuentra, lo que divisa en su lugar es un mensaje que le indica que está en la barra de aparcamiento. Cuando llega allí, en vez de una multa se encuentra que “el mayordomo de bicicletas” le ha engrasado la cadena y le ha inflado las ruedas a su punto óptimo. Algunos mayordomos hasta pasan el algodón a las unidades muy sucias, como su colega del anuncio, en un súmmum del servicio público nórdico nunca visto.

Además de la puesta a punto de las bicis, la campaña fundamentalmente lo que trata de evitar son las situaciones potencialmente peligrosas que pueden ocurrir cuando las bicicletas bloquean las salidas de emergencia, las bocas de incendios o los marcadores que ayudan a los ciegos y deficientes visuales a encontrar su camino en las calles.

Todo se basa en una curiosa ley danesa, que impide mover una bicicleta de su sitio sin previo aviso. Para hacer la experiencia menos ofensiva legalmente al ciudadano, la ciudad las mueve, pero a cambio las deja niqueladas después de moverlas. También deja una nota amistosa para recordar a la gente que deben usar los bastidores para aparcar en el futuro.

Este enfoque es, por supuesto, mucho mejor que las campañas de multa acusadora y grúa ejecutora, pero uno no puede por más que pensar que algo falla si lo vemos con nuestros incrédulos ojos mediterráneos: ¿La ciudad realmente no debería diseñar el servicio de inflado-engrase-algodón alrededor de los que realmente ponen sus bicicletas en el sitio correcto, en lugar de centrarse en los que no lo hacen?

Pues sí; aunque muchas veces los métodos no tradicionales de concienciación son los que mejor resultan cuando se trata con sociedades ligeramente más civilizadas.

Lo pone en Visit Copenhague, que hasta lo publicita como un atractivo turístico.
Visto en cookingideas


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